Hacienda Huayoccari: Un Vistazo A Las Élites Del Siglo XX Del Valle Sagrado

Terra Explorer
septiembre 2, 2022

Este es un artículo sobre una de nuestras actividades turísticas favoritas al realizar la excursión al Valle Sagrado Perú. Los itinerarios al Valle Sagrado de los Incas están empapados de arte colonial y comida peruana de la huerta a la mesa.

Me crié con relatos de una época remota. Mi padre solía contarme sobre su infancia en la hacienda. Sus anécdotas hablaban de abundancia, fastuosas fiestas y —ahora que he crecido y he “despertado”— del sistema de castas que beneficiaba a las descontroladas clases altas andinas. 

Me llevó algún tiempo compaginar el pasado de mi familia con mis actuales valores de socialdemócrata. Lo que lo hizo más fácil es que se trataba de un mero recuerdo. 

A finales de los años sesenta, el presidente peruano Velasco Alvarado intentó enmendar estas diferencias de clase mediante una «Reforma Agraria». El objetivo: entregar los miles de campos administrados por los hacendados a las comunidades indígenas empobrecidas, que fueron quienes realmente trabajaban la tierra. 

Hasta el día de hoy, podemos discutir lo necesaria y bien intencionada que fue la reforma, pero lo lamentablemente miope que resultó ser —ya que la mayor parte de las proezas de la entonces naciente agroindustria desaparecieron para siempre—. 

Justo después de la Reforma Agraria, mi envejecido abuelo cayó en depresión. Unos años más tarde, el cáncer acabó con su vida. Se vio incapaz de timonear o saltar del barco que se hundía. 

reforma agraria hacienda terra explorer

Con él se fue la vida de exceso que él y sus antepasados conocieron desde siempre. Las historias que escuché eran sólo eso, historias. 

A finales de los 90, cuando mi yo infante conoció por fin la casa de campo en la que creció mi padre, me encontré con un monstruo arquitectónico decadente, fraccionado sin cuidado y ocupado por pequeñas tiendas y restaurantes. 

En cierto modo, me entristeció no haber visto nunca los papeles tapiz que mi abuela importaba cuidadosamente, los suelos de madera pulida del salón de baile, el alborotado ambiente matutino de la cocina y los establos atestados de caballos. Ni siquiera quedó la platería. Todo se desvaneció en el tiempo. 

Por eso, ser testigo ahora de que otros hacendados —más prolíficos y afortunados— hayan podido conservar algunas de sus propiedades históricas me brinda (y a muchos otros visitantes de distintas épocas y lugares) la oportunidad de asomarme a la vida de las élites andinas durante el siglo XX. Una verdadera rareza, teniendo en cuenta los hechos. 

De las dos abiertas al público —Sarapampa y Huayoccari, ambas anidadas en el Valle Sagrado— esta última es la que hay que visitar para deleitarse con la opulencia andina del siglo XX, una en la que el barroco persistió mucho después de su apogeo allá por el 1600. 

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Un Santuario De Arte Escondido

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A pesar de su decoración colonial, la finca de estilo español se construyó en realidad hacia 1950. Las paredes, pobladas de pinturas, artefactos y muebles barrocos, podrían sugerir lo contrario. No se trata de una casualidad, ni de una falta de noción de los cambiantes ismos del arte y el diseño. 

En el siglo XX, el empresario, político y coleccionista Don José Orihuela adquirió la propiedad. Él se propuso ornamentar la casa con arte andino

La procedencia de los objetos se remonta a la época preinca hasta las expresiones artísticas que circulaban en Cusco, donde la influyente Escuela Cusqueña (un estilo propio del barroco sudamericano desarrollado durante la conquista) seguía siendo cultivada como faro del ferviente catolicismo que emanaba de la antigua capital inca. 

Don José Orihuela, su hija María Cristina, su yerno Jesús Lambarri y sus descendientes son los responsables de la amplia colección de arte

En la actualidad, Huayoccari alberga objetos históricos de los imperios Tiwanaku, Wari e Inca (si no estás familiarizado con la cronología andina, Tiwanaku y Wari fueron las civilizaciones que gobernaron la mayor parte del actual Perú y Bolivia antes de que los incas entraran en escena) hasta el arte popular peruano contemporáneo. 

Y aunque algunos de sus valiosos artefactos prehispánicos han sido donados a museos públicos, su colección sigue siendo abundante. Además, no hay nada como un tour de arte encabezado por los herederos que, como hemos dicho, participan en la conservación y el mecenazgo de las artes.

Un Jardín De Orquídeas Peruanas 

jardin orquideas peruanas terra explorer

Nunca he afirmado haber heredado las inclinaciones jardineras de mi abuela, pero eso no me ha impedido apreciar la maravilla que es la colección de orquídeas de la Hacienda Huayoccari

¿Por qué es un fenómeno, se preguntarán? Bueno, Perú es uno de esos países hiperbiodiversos. Alberga miles y miles de especies de orquídeas. 

Ana María Barberis, una de las sucesoras de la hacienda, ha volcado en su jardín botánico sus dotes coleccionistas heredadas. Ella aprovecha la inigualable heterogeneidad floral del Valle Sagrado. Cuenta que hay unas doscientas variedades de orquídeas originarias de la zona. 

La anfitriona del jardín rememora leyendas antiguas sobre las enigmáticas flores. Destaca una: las lágrimas de una princesa inca desconsolada se transfiguran en la orquídea Wikanki, de pétalos magenta. ¿Qué significa Wikanki? «Llorarás».

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Comida De La Huerta A La Mesa

hacienda huayoccari restaurant

A día de hoy, la Hacienda mantiene sus (mucho más pequeños) campos en funcionamiento. El suelo fértil del Valle Sagrado permitió a los incas desarrollar un maíz gigante. 

Y si alguna vez has visto estas delicias en Trader Joe’s, es por el esfuerzo de la familia Lambarri Orihuela por compartir este enorme, tierno y ligeramente dulce maíz con el resto del mundo.

Naturalmente, una comida en Huayoccari reúne la cornucopia de frutas, verduras y ganado del famoso valle, ya sea de los campos propiedad de la familia o de las granjas comunales vecinas. 

Además del maíz y las esperadas verduras, desfilan por las mesas varios tipos de papas; algunas incluso exhiben un tinte púrpura. Se trata de una expedición culinaria hacia nuevos sabores y texturas, todos ellos perfectamente cocinados de forma casera.

Esta hacienda está a sólo dos horas de Cusco por carretera. Así que puede añadirse fácilmente al itinerario de cualquiera. Ponte en contacto con nuestro equipo para reservar una visita a Huayoccari, además de muchas otras experiencias culinarias en el Valle Sagrado.


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