Aquí en Terra Explorer, los viajes de 24 horas a Cuzco no son novedad —somos operadores de viajes de lujo, las escapadas cortas también son parte del trabajo—. Para cuando las visitas se limitan a un solo día, hemos recopilado las cosas que debes hacer en Cusco. Así que quédate tranquilo —sin la ansiedad de perderte algo— mientras repasamos el viaje perfecto de 24 horas en esta ciudad.
A primera hora de la mañana: Recorrer Cusco a través de una lente.
Cusco: Alto en altitud, rico en historia y abundante en vistas. El sol naciente ilumina con una suave luz pastel las piedras rojizas de los edificios coloniales. La ciudad acaba de despertar, las calles, quietas. Esta es la escena que Diego del Río, un afamado fotógrafo local, retrata con su cámara. Él será quien te acompañe en este tranquilo paseo por las calles de Cuzco: llenas hasta el tope de monumentos y rincones incaicos y coloniales que, bajo la inquisitiva mirada de Diego, se convierten en fotogramas enmarcables, el mejor recuerdo de este corto viaje.
Desayuno en el Mercado de San Pedro
Este mercado, que probablemente aparece en todas las búsquedas de Internet, suele estar invadido por hordas de turistas (entre ellos uno). Aun así, este pintoresco lugar histórico ha sido capaz de conservar la sensación de mercado popular, en lugar del a veces espantoso ambiente de atracción turística.
Ve al Mercado de San Pedro para tomar el desayuno perfecto. Una fila infinita de puestos (una especie de mini-restaurantes, cada uno anidado en un par de metros cuadrados) ofrece una variedad igualmente infinita de alimentos. Los sanguches (sándwiches al estilo peruano) y los caldos de cordero forman parte de las experiencias culinarias matutinas en Cuzco.
En el mercado se apilan un sinfín de frutas, se encuentran sombreros, ponchos, hierbas y hasta chamanes. Recorre el lugar y consigue algunos sommeliers rústicos de allí. Pero, sobre todo, visita este mercado si quieres un auténtico tour gastronómico en Cusco.
Mañana en el Qoricancha
Una de las principales atracciones de Cusco y probablemente el monumento más representativo del ingenio inca —después de Machu Picchu, por supuesto—, el Qoricancha fue un templo dedicado al dios Sol. Las puertas, así como algunos interiores y exteriores, estaban cubiertos de láminas de oro. Estatuas y artefactos de oro y plata estaban colocados en abundancia por todo el complejo y sus jardines. Para los incas, el oro representaba el sudor del Sol, de ahí el amplio uso del metal precioso.
Cusco, la todopoderosa capital del imperio inca, fue el epicentro arquitectónico de la Sudamérica precolombina. Allí, los arquitectos indígenas de mentalidad minimalista encargaron mampostería perfectamente cortada y pulida para encajar sin ningún tipo de mortero, como si fueran piezas de legos. Estos muros han resistido el paso del tiempo en perfecto estado, mientras que los edificios coloniales han sucumbido a multitud de terremotos e incendios. Un testimonio del antiguo Ingenio arquitectónico.
El monasterio de Santo Domingo se construyó sobre el complejo («literalmente»), sin duda, en un intento deliberado de demostrar que una religión había sido sustituida por otra. El contraste entre los estilos arquitectónicos y artísticos —uno es el minimalismo aborigen, el otro, el barroco español— hace que este sitio sea una visita obligada en Cusco, a pocas cuadras de la plaza principal.
Almuerzo en Limo
Si aún no te has rendido ante los insuperables sabores de la cocina nikkei (cocina peruano-japonesa), ésta es tu oportunidad. Aunque Maido —uno de los mejores restaurantes del mundo, ubicado en Lima— es sin duda la meca de todo lo nikkei, Limo ofrece una excelente interpretación de la misma. Este restaurante es uno de los lugares a los que hay que ir en Cuzco si te gustan los caprichos gastronómicos.
Situado a lo largo de los claustros de la Plaza de Armas, Limo cuenta con un menú en el que no faltan el ceviche y el lomo saltado. También incluyen en sus recetas ingredientes andinos como la quinoa, las patatas raras de la zona, el maíz gigante y los ajíes, en un perfecto intento culinario de capturar el entorno dentro de un plato. Ahora ya sabes qué comer en Cusco.
El mejor tour a pie en Cusco: de Cusco a Sacsayhuaman
A tan sólo 40 minutos caminando desde la plaza principal —hay que caminar al menos a la vuelta—, Sacsayhuaman fue en su día tanto una fortaleza como un complejo religioso. Los arquitectos incas recurrieron a la piedra poligonal perfectamente cortada para conseguir una construcción de aspecto aséptico (aséptico y fortaleza no suelen ir de la mano, ¿verdad? Impresionante).
Durante la conquista española, el papel de Sacsayhuaman como fortaleza se hizo más que evidente al producirse múltiples asedios. Después de que los europeos se alzaran con la victoria, se aseguraron de desmantelar y enterrar parcialmente el lugar para evitar que los levantamientos incas se apoderaran de él.
Hoy en día, aunque lejos de su esplendor, Sacsayhuaman sigue conservando suficientes elementos como para colmar a los estetas. La arquitectura de múltiples terrazas parece reflejar los paisajes circundantes. Sacsayhuamán se asemeja —de manera distintivamente geométrica— a las cadenas montañosas que tiene detrás. Como en todas las construcciones incaicas, la tierra determinó la forma y los cimientos del edificio. A los ojos de un arquitecto inca, las características naturales ya eran lo suficientemente imponentes; construir dentro de ellas sólo debía aumentar su grandeza —ahora la ubicación de Machu Picchu tiene todo el sentido, ¿verdad?
Si todavía es temprano, tómate algo de tiempo para ir al museo MAP para un rápido repaso del arte fastuoso incaico y preincaico. Se encuentra a un par de manzanas de la Plaza de Armas, por lo que no hay excusa para no incluirlo en tu tour de arte de Cusco.
Cena en Cicciolina, y luego, un ligero paseo por las bohemias calles de San Blas
Entre las calles de Cusco, se encuentra Cicciolina, un pequeño y sofisticado restaurante conocido por su ambiente en el que todo el mundo es amigo de todo el mundo. Este «pequeño gran hallazgo» —como lo describen otros visitantes— sirve una exquisita variedad de platos mediterráneos y locales: ensaladas de quinoa, vieiras, ossobuco, tapas, pasta, alpaca e incluso cuy. Has leído bien, cuy. El cuy (conejillo de indias en quechua, la lengua de los incas) es un manjar exquisito en los Andes, así que, a menos que seas un vegano inflexible, será mejor que lo pruebes, es una de las cosas divertidas que hacer en Cusco.
El restaurante tiene dos secciones, cada una con un carácter distintivo. Las paredes pintadas de color granate intensifican la sensación de calidez, las mesas pequeñas te instan a conversar. Esto —en sintonía con el ambiente bohemio y relajado del Cusco nocturno— es muy necesario después de un largo día de aventuras con los pies.
El bar de Cicciolina es la excusa perfecta para quedarse mucho después de que se acaben los platos. Tras un par de copas, hay que merodear por el barrio de San Blas, codearse con los cusqueños, pasar por algunos locales al azar. No hay prisa, el día ya ha terminado.
¿Dónde pasar la noche? El Palacio Nazarenas es el indicado
Desde el momento en que se entra en la propiedad, se percibe una profunda sensación de calma. Un patio sereno te da la bienvenida, la fuente del centro se abre paso hasta tus oídos. Desde las plantas superiores, las ventanas enmarcan perfectamente un océano de tejas ocres del que emergen imponentes iglesias. Este hotel cuenta con un spa y una tranquila piscina climatizada dentro de sus instalaciones, finamente restauradas, que datan de los años 1600. Es un final inmejorable para un día de diversión por la que fuera la todopoderosa capital del Imperio Inca.
Así debe ser tu día en Cusco. Si buscas experiencias a medida, ponte en contacto con nosotros. Contamos con un equipo de expertos: historiadores del arte, célebres chefs, experimentados escaladores, incluso temerarios motociclistas. Ellos enriquecerán tu aventura aún más.
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