Pasa tu próxima Navidad en Perú

Terra Explorer
diciembre 23, 2021

Aunque para algunos el clima nevado es el sustento del espíritu navideño, para otros es un (triste) recordatorio de que el verano está fuera de la agenda. ¿Es esa una razón suficiente para subirse a un avión y huir hacia el hemisferio Sur? Tal vez sí, tal vez no. Aun así, es divertido contemplar la idea de nuevas iteraciones más cálidas de una fiesta que se cree estática, perenne. 

¿Pero por qué sólo imaginar? Después de todo, los millennials acuñaron la frase you only live once (léase: #yolo) para recordarse a sí mismos que deben apresar lo fresco y lo nuevo. Tal vez hay algo de sabiduría escondida en este hipertrofiado hashtag de la década de 2010 y desviarse de la norma podría ser, por una vez, una buena idea. 

Entonces, ¿a dónde debería uno comprar los boletos? Bueno, puede que en Terra Explorer seamos algo parciales, pero Perú es una gran primera opción. Esta nación lo tiene todo: playas aguamarinas, selvas amazónicas e incluso frías ciudades andinas en las que hay ese clima navideño (no nieve, pero sí suficiente granizo y lluvia como para trasladar las mentes nostálgicas a lugares más familiares).

Aquí enumeramos algunas de las razones para visitar esta joya sudamericana en la que hay mucho más que un clima impecable y antiguas ciudadelas, desde la gastronomía hasta el arte, y aventuras al aire libre para toda la familia

El paraíso del surf

Sí, sabemos que la idea de sintonizar villancicos puede estar, eh, un poco fuera de lugar en la playa—una pequeña concesión que hay que hacer—. Pero te aseguramos que realmente no importará una vez que estés frente a las olas celestes del norte de Perú. Enterados de esto, los lugareños (y los turistas armados con Google) suelen apiñarse en los destinos más conocidos, Máncora y Zorritos, especialmente para Año Nuevo. 

Por mucho que nos guste la mentalidad de viajar como un local. Y, por mucho que sepamos que estos lugares probablemente no te decepcionarán. Como asesores de viajes, es nuestro deber decirte: si no te apasiona la rumba, renuncia a ellos en favor de otros menos concurridos. Mejor, vete a Chicama.

Una cosa sobre Chicama: olas muy largas. De hecho, son las olas izquierdas más largas del mundo. Esta es una parada obligatoria para los que están familiarizados con el surf o con el placer de simplemente tumbarse en una silla de playa durante horas y horas. De cualquier manera, si te resuelves en unas vacaciones de verano, Chicama es el camino a seguir. ¿Hemos mencionado que estamos hablando del país que alberga a Machu Picchu? Porque si no lo hicimos, ahora ya sabes que puedes hacer de este un viaje al dos por uno. 

 

Nuevos sabores

La cocina peruana ha ido ascendiendo tímidamente, pero con seguridad, hacia la cumbre gastronómica mundial junto a sus homólogas italiana, cantonesa y francesa. Sus chefs y cocineros están recogiendo elogios tras elogios; principalmente porque los platos peruanos son la mezcla justa de una multitud de tradiciones culinarias: española, japonesa, italiana, china e indígena. 

Aunque podríamos escribir interminablemente sobre esta materia, queremos destinar estas líneas a un tema más cercano: Los banquetes navideños. El pavo también está presente en el menú festivo porque prácticamente ha conquistado el mundo. Pero además de la consabida ave y del puré de manzana, los peruanos tienden a ser más creativos con las guarniciones y varían de un hogar a otro. Hay que esperar lo inesperado: habas, paltas, cebollas, perejil… No le temen a las verduras, hierbas o especias.

Pero lo que no varía es el omnipresente panetón y el delicioso chocolate. No importa si estás en la más rural de las aldeas, las familias también lo comerán religiosamente en Nochebuena. ¿Qué son los panetones, te preguntarás? ¿Y no son italianos? Sí, son italianos, lo que pone de manifiesto el crisol de culturas que es la cocina peruana. Y para responder a la primera pregunta, el jurado aún no ha decidido si es más bien un pan o un bizcocho; pero es, sin duda, un gran uso de masa fermentada, azúcar, mantequilla, pasas y frutas confitadas. 

Aventuras en familia

La Navidad es una época para la familia y los amigos, pero sobre todo para la familia. Así que tendría sentido que un viaje de finales de diciembre estuviera en sintonía con los problemas, o digamos las necesidades, de los padres. Pero esto no debe ser sinónimo de abstenerse de realizar actividades llenas de adrenalina. En lugar de eso, encamina a tu grupo hacia algunas aventuras inclusivas con diferentes edades por paisajes remotos. 

Y, sí, el rafting puede ser un poco temerario para un niño. Pero su primo más dócil, el kayak, puede ser el sustituto perfecto. Seguramente no será tan impactante para el sistema nervioso, pero seguirá siendo una fuente de grandes recuerdos. Además, sólo en Perú se puede dar la mezcla perfecta de actividades al aire libre y tours culturales más tradicionales. 

Además del senderismo y el camping —que pueden ser demasiado para los más pequeños—, el ciclismo y la cabalgata son formas estupendas de disfrutar de la naturaleza peruana con los niños.

Artesanía en abundancia

Los nacimientos son un fenómeno en Perú, sobre todo en Cusco, donde la gente los arma a lo grande. La antigua capital de los incas alberga algunos de los talleres artesanales más famosos de Perú, uno de ellos, Hilario Mendivil. Éste tiene la tradición de esculpir figurillas religiosas con cuellos alargados, imitando a las esculturales vicuñas originarias de las regiones andinas. 

Su tienda (y una multitud de otras grandes tiendas de artesanía) se encuentra a lo largo de San Blas, una calle conocida por sus artistas, artesanos, y la consiguiente aura bohemia que colectivamente irradian. Allí no sólo se puede observar, sino aprender y recibir clases de cerámica de quienes vivifican estas tradiciones, como Julio Gutiérrez. Él es una leyenda viva entre los alfareros peruanos. Su trabajo invoca técnicas y estéticas que se remontan a la época colonial, que se perderían sin él y sus pares. 

Impulsando a estos artesanos, hay una demanda feroz de figuritas religiosas en Navidad. Así, días antes del 25, la plaza de armas de Cusco se convierte en un agitado mercado cuyo único fin es comercializar los objetos necesarios para la perfecta y más exuberantes belenes. Se trata de una parada obligada si buscas lo mejor de lo mejor, o si simplemente quieres unirte al frenesí local. La feria se llama Santurantikuy, que más o menos se traduce como «consígueme un santo».

Pues ahí van algunas de las razones (además de Machu Picchu) para visitar Perú en Navidad. Pero esto es sólo la punta del iceberg. Entra a nuestra web, inspírate y empecemos a diseñar tus próximas vacaciones de lujo en familia por esta joya sudamericana.

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