Los trenes de lujo en Perú tienen un encanto especial, incluso los trenes clásicos de Amtrak. Pero hoy nos adentraremos en tres trayectos más lustrosos, y que obedecen menos a un propósito práctico y más a uno experiencial.
Estas rutas de tren atraviesan los fotogénicos paisajes peruanos y presumen unas impresionantes vistas tanto fuera como dentro de los vagones. Además, publicaciones como CondeNast Traveler y Architectural Digest han incluido a dos de ellas entre las mejores del mundo.
Conozcamos todos los cuales convenientemente parten de Cusco —por lo que no es necesario cambiar el itinerario—.
Esta ruta en tren de tres días y dos noches ha arrebatado uno de los puestos en los premios Readers’ Choice de CondeNast Traveler en los últimos dos años. Y, sin embargo, no viaja a través de los frondosos paisajes que rodean Machu Picchu. En su lugar, serpentea a lo largo de las etéreas mesetas andinas y los picos blanquecinos de la Cordillera.
Si has estado en un tren de Belmond anteriormente, sabrás lo que te espera: una decoración reminiscente de comienzos del siglo XX. Art decó, Art Nouveau y una pizca de Beaux-Arts se congregan en los interiores.
Las suites (con cuartos de baño privados perfectamente equipados, con ducha y todo), los dos vagones restaurante, los vagones bar y la cubierta del observatorio están revestidos de tonos discretos, cueros cálidos y ebanistería artesanal.
El viaje comienza en Cusco, desde la pintoresca estación ferroviaria de Wanchaq y hacia el lago Titicaca, el más grande de Sudamérica. Las aguas zafiro del Titicaca son, sin duda, la vista que se grabará más profundamente en tu cerebro, y el Andean Explorer se detiene premeditadamente en sus serenas orillas antes del amanecer para mimar a los pasajeros a bordo.
El perenne lago ha hechizado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Se dice que incluso los primeros incas surgieron de estas aguas.
Nuestro consejo: coge este tren después de tu estancia en Cusco para que tu cuerpo se aclimate a la altitud, que en este viaje puede llegar a los 3 900 metros. No querrás que el mal de altura te desvíe de toda la diversión.
Cuando decimos que este es un viaje corto, lo decimos en serio. El viaje a bordo dura unas tres horas. Y parte, también, de la estación de tren de Cusco para luego descender hacia las exuberantes montañas amazónicas que circundan Machu Picchu.
La belleza del viaje reside en el repentino y aparente contraste entre los paisajes de la antigua capital inca y los próximos a la afamada ciudadela antigua. Las estepas y las montañas áridas se convierten, en un abrir y cerrar de ojos, en escarpadas laderas cubiertas de verde.
En cuanto a lo que ocurre dentro de este tren a Machu Picchu, podemos afirmar que la gastronomía se muestra y se luce.
Aquí, la alta cocina toma las mejores recetas de la culinaria peruana —que desde el 2010 ha ido escalando hacia el éter gastronómico mundial— para regalar a nuestras papilas gustativas sabores novedosos y deliciosos.
Pescado color coral, frutas amazónicas exóticas, maíz gigante del Valle Sagrado y sal rosada (de las fascinantes Salineras de Maras) se reúnen sobre la mesa.
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El pisco sour —la bebida insignia peruana, elaborada con pisco (una especie de brandy), huevos batidos, canela, limón y azúcar— está siempre fluyendo.
Advertencia: estas bebidas espumosas pueden parecer inicialmente refrescantes sorbos dóciles, pero toma más de tres, y quedarás mareado. Y si piensas visitar la ciudadela escalonada ese mismo día, puede que te estés buscando un rasguño o dos.
Los interiores de los vagones de estilo Pullman se inspiran en los principios del siglo XX. Madera reluciente, telas con finos estampados, apliques antiguos y unos orbes dorados adornan este tren de lujo.
Esta es la mejor manera de llegar a Machu Picchu en tren, sin duda alguna. Y para corroborarlo, los lectores de CondeNast Traveler han laureado esta ruta como el duodécimo mejor tren del mundo.
Quizá estemos siendo demasiado generosos al insertar «asequible» en el título, pero ciertamente es menos costoso que los estelares de Belmond. Aun así, no hay nada que despreciar de los vagones de este tren, y sólo hay halagos para la naturaleza por la que serpentean estos rieles.
Las vistas, al igual que en las otras rutas, son inmejorables. Hay algo mágico en los interminables cordones de montañas a lo largo de los rieles. Y el vagón de observación lo aprovecha todo: pintorescos paisajes andinos con picos nevados de fondo.
Este ferrocarril va desde Cusco —desde, una vez más, la estación de Wanchaq— hasta Puno, una histórica ciudad a orillas del lago Titicaca. Puno actúa como centro de exploración de los alrededores: la isla de los Uros que es habitada por comunidades indígenas, el tranquilo lago azul y las ruinas que dejaron los Incas y sus predecesores, la civilización Tiwanaku.
Con una comida de tres tiempos —de nuevo, con lo mejor de la cocina peruana— en el vagón comedor, pisco sours a raudales en el bar, panorámicas sublimes, y bailes y música tradicionales; este viaje te enamorará. Sin duda, una ganga para lo que se obtiene.
Y ahí lo tienes, los tres trenes que debes tomar en Perú. Si estás buscando estas y otras experiencias deslumbrantes para tu próximo viaje a Perú, no busques más allá de Terra Explorer. Ponte en contacto con nuestro equipo de expertos en viajes de lujo para diseñar esas vacaciones soñadas.
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